El ministro de Economía era consciente hace tiempo de que España se la jugaba en este semestre. Al examen de la Troika para tutelar el cumplimiento de las condiciones exigidas para el rescate financiero se suma la prueba decisiva de la Comisión Europea sobre los desequilibrios macroeconómicos. Las dos notas están aún pendientes y para superarlas con éxito, Luis de Guindos
 defendió con ahínco hasta el pasado abril un ajuste de gasto añadido 
que implicaba la supresión de la paga extra de todos los empleados 
públicos correspondiente al mes de julio. El objetivo era parecido al 
que el Ejecutivo de Mariano Rajoy persiguió en 2012 cuando quitó la paga de Navidad: ahorrar cerca de 5.200 millones de euros.
Con la supresión de la paga extra de Navidad de 2012 se ahorraron cerca de 5.200 millones, el mismo objetivo que perseguía Economía para este verano
La creencia de que no encontraría problemas irresolubles para sacar 
la medida adelante, llevó a Guindos a presentarla oficiosamente en 
Bruselas como garantía del compromiso contraído por España con los 
límites de déficit, una vez que el Gobierno daba ya por hecho que la 
Comisión Europea, con el comisario Olli Rehn a la cabeza, concedería dos años más de plazo
 para conducirlo hasta el entorno del 3%. Estos movimientos del titular 
de Economía originaron un serio malestar en el Ministerio de Hacienda, 
pues la eliminación de otra paga extra a los funcionarios, como ocurrió en la Navidad de 2012, es una iniciativa que compete al equipo de Cristóbal Montoro
 y tiene también unas implicaciones políticas de grueso calibre para 
todo el Gobierno. El propio Montoro optó por desmentir esta posibilidad 
en la rueda de prensa posterior al Consejo celebrado a mediados de 
abril, cuando el rumor procedente de Bruselas estaba ya muy extendido, 
sobre todo, entre los sindicatos de la función pública. El titular de 
Hacienda no solo negó el retiro de la paga extra del verano sino que 
avanzó que la eliminada en las Navidades de 2012, con un recorte de la 
nómina bruta anual cercano al 6%, se recuperaría a partir de 2015, según
 las disponibilidades presupuestarias.
Montoro propuso como alternativa a la eliminación de la paga, la prórroga durante un año del recargo sobre el IRPF, iniciativa que salió finalmente adelante
Guindos no solo jugó su partida en Bruselas sino también en el Grupo 
Parlamentario del PP, donde comentó con varios diputados su interés en 
volver a cargar sobre los empleados públicos buena parte del coste del 
ajuste de este año. La hipótesis puso los pelos de punta a los 
interlocutores del ministro y originó, finalmente, una profunda 
discusión en el Consejo de Ministros en la que Montoro se presentó con 
alternativas. La principal, finalmente aprobada, fue la prórroga durante un ejercicio más del recargo en el IRPF decidido en diciembre de 2011,
 opción que aportará una recaudación a las arcas estatales de 5.000 
millones, una cuantía muy similar a la que se hubiera obtenido con el 
nuevo castigo ideado para los funcionarios desde el Ministerio de 
Economía. “Retirar el gravamen antes de 2014 no es factible”, admitió 
Montoro durante la presentación del nuevo Plan Nacional de Reformas y la
 actualización del Programa de Estabilidad 2013-2016, consciente de que 
Mariano Rajoy había decantado a favor de sus posiciones los equilibrios 
del ajuste.
 “El ajuste no puede recaer solo en los empleados públicos”, aseguran fuentes parlamentarias del PP. “Además de injusto, nos hubiera abierto un boquete electoral todavía mayor del que ya tenemos.
 No se pueden solucionar todos los problemas a costa de los 
funcionarios. Al menos, con la subida del IRPF el reparto de los costes 
es más equitativo”, añade uno de los diputados informados de las 
tensiones que se han vivido en el equipo económico.
"El ajuste no puede recaer solo en los empleados públicos, además de injusto nos hubiera abierto un boquete electoral mayor del que ya tenemos", se afirma en el PP
En los tres últimos ejercicios, se han eliminado casi 300.000 empleos públicos y los funcionarios han hecho frente a sucesivos recortes. El anterior Gobierno, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero,
 les rebajó el sueldo un 5% de media, algo que carecía hasta entonces de
 precedentes en las tres administraciones. Rajoy, entonces en la 
oposición, calificó esta medida como “el mayor recorte social de la 
historia” y acentuó que Zapatero había sido el primer presidente que 
había reducido el sueldo de los empleados públicos, a pesar de que en 
los tiempos de Felipe González y de José María Aznar se vieron congeladas sus remuneraciones.
Posteriormente, ya con el actual Gobierno, se les rebajaron a la 
mitad los días de libre disposición, los llamados ‘moscosos’ y se 
redujeron los sueldos a los empleados públicos en situación de 
incapacidad temporal, a la espera de lo que dicte la reforma de la ley local
 para los ingresos de los funcionarios que trabajan en los 
ayuntamientos. Este paquete de ajustes, al que se ha sumado la reducción
 del número de ‘liberados’ sindicales, ha ahorrado a las arcas públicas 
6.300 millones dentro de una partida de gasto, la destinada a los 
sueldos de la función pública, que supera los 120.000 millones de euros 
al año.
Fuente: vozpopuli.com
